Se refiere al proceso de supervisar el estado y el rendimiento de los sistemas, aplicaciones, servicios y recursos de infraestructura. Esto implica recopilar métricas y registros sobre el uso de recursos, el rendimiento de las aplicaciones y la salud del sistema para detectar y responder a problemas potenciales.
Se refiere a la capacidad de comprender, analizar y depurar sistemas complejos a través de la recopilación y visualización de datos. La observabilidad se centra en obtener información útil a partir de datos de monitoreo, lo que permite a los equipos de operaciones y desarrollo comprender mejor el comportamiento del sistema y tomar decisiones informadas.
El monitoreo continuo permite detectar problemas de rendimiento o fallas en tiempo real, lo que permite a los equipos responder rápidamente y minimizar el tiempo de inactividad.
La recopilación y análisis de datos de monitoreo ayuda a identificar cuellos de botella y puntos de mejora en el sistema, lo que permite optimizar el rendimiento de las aplicaciones y la infraestructura.
La observabilidad proporciona insights detallados sobre el comportamiento del sistema, lo que ayuda a los equipos a comprender mejor las causas raíz de los problemas y a tomar decisiones informadas para mejorar el sistema.
Al detectar y corregir problemas de manera proactiva, se garantiza una experiencia de usuario más fluida y confiable, lo que aumenta la satisfacción del cliente.
El monitoreo constante garantiza que los sistemas cumplan con los acuerdos de nivel de servicio establecidos, lo que garantiza una alta disponibilidad y rendimiento de los servicios.